Brotan en el corazón de las ciudades y crecen en ellas regados tanto por la
necesidad de ahuyentar temores internos de la propia condición humana como por
la solidaridad de quienes los hacen posibles. En ellos se hace realidad ese
volver al campo tantas veces oído en épocas de crisis como la actual, aunque
tan solo sea por unas horas al día. Y en ellos se ve como la sabiduría se transmite oralmente de los más duchos en el
laboreo agrícola a los más inexpertos. Sea como sea, los huertos urbanos son cada
día recintos de calma y sosiego para quienes
cosechando satisfacciones, cosechando amigos o cosechando productos,
reciben en ellos el fruto de su trabajo recompensado con creces por la
generosidad de la madre tierra.
Huerto urbano en Oviedo. |